Los signos de ira son el primer paso para reducirla

Manejo de la ira ordenado por la corte en línea¿Te encuentras apretando la mandíbula durante el día (o la noche)? ¿Olvidas más fácilmente citas u otra información importante, o golpeas tus pies con impaciencia durante una reunión o mientras esperas en la cola?

Con nuestro estilo de vida moderno y apresurado, puede ser fácil sentir esas conocidas punzadas en el estómago que indican que te sientes un poco enojado. Pero, ¿cómo saber cuándo “un poco de enojo” se convierte en más enojo del que su mente (y su cuerpo) pueden o deben manejar?

La ira puede presentarse de muchas maneras diferentes, cada una de las cuales es manejada de manera diferente por diferentes personas. Podría comenzar como una lenta acumulación de actividades y compromisos que se complementan entre sí, como un período de trabajo particularmente ocupado que coincide con un aumento de las actividades extraescolares de su hijo; o un evento repentino e inesperado, como la enfermedad o muerte de alguien cercano a usted.

Independientemente de la causa raíz, es importante saber cuándo su mente y su cuerpo dicen “basta” y cómo comenzar a dar los pasos necesarios para reducir o manejar las situaciones de enojo.

Según el Instituto Americano de la Ira (AIS), el 77 por ciento de las personas en los EE. UU. han informado que experimentan regularmente síntomas físicos causados ​​por la ira [fuente]. Abril es el Mes Nacional de Concientización sobre la Ira, lo que brinda un excelente recordatorio para observar los signos físicos y emocionales que pueden indicar un nivel de ira inmanejable en su vida.

Muchos de nosotros conocemos los signos más obvios de que estamos lidiando con demasiada ira, como dificultad para dormir, irritabilidad o dolores de cabeza. Pero también hay otras señales menos conocidas de que la ira en tu vida te está afectando más de lo que pensabas. Estos síntomas, identificados por el AIS, incluyen:

● Boca seca o dificultad para tragar alimentos o bebidas.
● Deseo de alimentos procesados ​​o azucarados
● Poco interés en tu apariencia o puntualidad.
● Mayor número de accidentes menores
● Retraimiento social y aislamiento

Una vez que comprenda cómo su cuerpo manifiesta los síntomas físicos de la ira, podrá comenzar a trabajar en formas saludables y útiles de controlarla.

Algunos de los métodos más eficaces incluyen ejercicio ligero diario, una dieta bien equilibrada y asegurarse de dormir lo suficiente y de calidad cada noche. Suena bastante simple, ¿verdad? Incluso si incorporas sólo uno de estos hábitos en tu vida, comenzarás a ver algunas reducciones positivas en tus niveles generales de ira.

Sin embargo, algunas personas también recurren a hábitos más peligrosos y poco saludables en un intento de controlar su ira, es decir, el uso excesivo o la dependencia del alcohol y otras sustancias. Esto puede afectar a personas de todos los ámbitos de la vida, en muchas situaciones desafiantes diferentes; la tolerancia y el uso ocasional pueden convertirse rápidamente en dependencia y adicción, lo que resulta en un deterioro físico y/o conductual que a menudo se extiende mucho más allá de la respuesta de ira original que llevó al consumo de la sustancia en primer lugar.

Si se dirige en esta dirección, sepa que no es demasiado tarde para dar marcha atrás con la ayuda de personas que comprendan sus luchas y puedan mostrarle cómo reemplazar estos hábitos negativos por otros mejores. Los centros de ayuda profesional son confidenciales y están listos para ayudarlo a identificar un plan de tratamiento que aborde sus necesidades, enojo y respuestas específicas.

No dejes que la ira te pese; Con los recursos adecuados y un plan de acción para gestionarlo, se sentirá bien equipado para manejar cualquier situación de enojo que se le presente.

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